domingo, 11 de diciembre de 2011
Noticias de ayer, extra, extra!
Faustino Oramas - Mujeres de Bayam
Las caras de la moneda.
Lucecitas de colores. Sabor a carnaval. Calor pegajoso. Ritmo latino. Alegría en los ojos. Indignación en el alma (“lo mal que se vive, lo bien que se está”).
Procesos sociales, sonrisas, política, miradas, risas y sentimiento de pertenencia.
Aunque le parecía extraño pensar en esos términos, las energías le pasaban una mala
jugada.
Sillas. Tabaco. Charla. Cerveza. Instrumentos. Colores.
Después de la noche anterior, Dominga descreía en gente que alguna vez respetó. Dominga
jugaba a intentar no desplumar a quien quería desplumar, a no mirar a quien
quería dilapidar. No era parte de su mazo la carta del reproche. Pero internamente, a modo de cántico repetitivo decía sin voz: Protervo, no hables, no a mí, puedo matarte, que a mi se me respeta. No me hables, protervo, Puedo, cortarte la jeta, a mi se me respeta.
Miradas. Ritmo sentido. Cuerpos encendidos. Bailes con amigos.
Necesidad de un mirada con firmeza, que no temiera. Al mismo tiempo que la buena, la mala energía iba creciendo. Dominga bajaba la bronca entre la risa, el vino y el humo, pero las malas pasadas no se elijen cuando pasan; así, seguía su curso la reunión nocturna. Dicen que todo se transmite, y esa carga negativa llevó a los porrazos de la noche, qué splash, que pun, que pan. Reconoció su energía oxidada, cansada.Y, como dicen, todo se transmite.
Baile con este aquí, con este allá. Una mirada externa, circundante del niño sin rostro.
Se baila al compás de la música. Círculos parados. Círculos recostados. Guajira guantanamera.
El sin rostro desaparece.
Cuerpos tímidos que se van soltando. Cuerpos tímidos que se van rozando. Cuerpos ya no tan tímidos. El beso en espera.
Dominga bailaba y entraba en otra dimensión, el momento de más conexión: el momento de
desconexión. Le costaba a Dominga salir de una postura de mujer ayer en alza y hoy devaluada, y reconocer que de seguir adelante con esa mentira, no llegaría lo que creía querer (sin saberlo, en ese no querer reconocer, reconocía); pero como dije, todo se transmite. En el delay se paró todo. Y entre los ritmos movidos pero suaves, “el color del final de la noche” la arrincona contra la pared y la cuestiona, otra vez: ¿dónde fuiste a parar, dónde estas?.
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"Las caras de la moneda"...mujeres que se juegan a cara o cruz. En alza, devaluadas...Enteras o a pedazos. Sinceras, mentirosas, reconocedoras, negadoras. Pasionales, jugadas, siempre al borde, buscando desesperadamente una mirada con firmeza -ahhh con firmeza...- que vaya en su rescate. Mujeres que escapan fantaseando con ser alcanzadas, soñando con alguien que pueda ser capaz de hacerlas echar el ancla. Mujeres Asesinas. Mujeres Deseantes. Brindo por las Domingas.
ResponderEliminarMe encantó